LITERATURA INFANTIL – CUENTOS

DR. OMAR DE ICAZA – ESCRITOR  PANAMEÑO



CUENTO “EL ARMADILLO CRISTEÑO”


POEMAS DE SOL Y DE AGUA COMPARTE 
EL CUENTO “EL ARMADILLO CRISTEÑO”
DE LA PLUMA DEL ESCRITOR OMAR DE ICAZA.

Breve Acotación del  Cuento “El Armadillo Cristeño”
                                           
(Por: Aura Méndez de Canova)
EL cuento que nos ocupa “El Armadillo Cristeño” de la autoría del escritor  Omar De Icaza  está  dirigido a  niños y a todo adulto que aún evoque  la infancia aventurera.
La narrativa  cuenta con un escenario topográfico real - existente, de  un sitio pintoresco llamado “El Cristo de Aguadulce.”   Se aprecia  en la narrativa  valores como la  sobrevivencia y la solidaridad, ambas temáticas  forman  un solo hilo conductor  con toques mágicos y de humor  lo cual atrapa al lector infantil y adulto.
El Inicio del cuento destaca  el nacimiento de un armadillo debajo de un tanque de guerra, en un clímax de valentía, al  final  el heroico  armadillo se convierte en un personaje defensor de su hábitat, amigos y familia.  La visión del autor  es mostrar que el cuento emerge del mundo circundante cotidiano y a la vez rescata el amor por nuestra nuestra tierra tropical, la vida  del bosque con sus habitantes  o animalitos,  donde la aventura es la esperanza y  vida misma.  La emoción de los  sentidos  está  latente en este discurso infantil (olor a árbol de mango, pasto de vaca, caparazones  duro de animales,  aves que  cantan o que vuelan etc.)
Cuento: “El Armadillo Cristeño”
Autor: Omar De Icaza – Escritor
Había una vez un armadillo en el Cristo de Aguadulce, a quien su mama dio a luz un día muy caluroso mientras se ocultaba del sol debajo de un tanque de guerra.  Una vez que su madre lo vio, se dio cuenta  de que era diferente a sus hermanos: Era robusto, de coraza dura ya de nacimiento y con dientes tan afilados como los de un   tiburón. Su madre le puso: Tanquecito.
Tanquecito no creció como los otros armadillos, creció y creció mucho más rápido y ya a la edad de un año tenía el tamaño de un perro chiguagua ,una cola larga  como  la de una iguana, de la que salían chispas cuando se la tocaban y unas patas  tan macizas  como el tronco del macano. Tanquecito era valiente y defendía a su madre y hermanitos de los depredadores del bosque quienes los querían para comérselos;  el animalito les gruñía al verlos de lejos y si se acercaban mucho  los embestía como un toro mandándolos de la fuerza del golpe hasta la copa de los árboles.
Un día un perro  de cacería, llamado Perro, caminaba feliz y distraído por el campo, cuando de repente a la distancia vio a Tanquecito, el perro llamado Perro en su mente de perro, pensó: ¡Guauuu!, buen plato para cambiar el menú de mi cena”. Luego de pensarlo el perro corrió a morder a Tanquecito y aunque lo agarro por sorpresa por la cola, al tocarla le paso la corriente  y le paso tan fuerte que lo dejo despelucao;  sorprendido, el perro llamado Perro intento entonces morder la coraza del armadillo, pero esta era tan dura que al hacerlo perdió los 12 dientes que le quedaban en la boca y el hocico se le torció al revés. El perro llamado Perro, despelucao y bocacho pensó, “no puedo con este animalito, pero nosotros los perros somos inteligentes, ¡Guau-Guau! ya vera”. Confiando en su astucia canina, el animal subió a un palo de mango  con una piedra del tamaño de un bloque de cemento en la boca, y al ver pasar a Tanquecito se la dejó caer encima para aplastarlo  pero al caer la piedra sobre el armadillo, la misma rebotó, pegó contra las ramas del árbol de mango y provocó que estas ,con todo y perro,  cayeran sobre la finca de papa Monchi asustando a las vacas mansas y  ojonas que comían en la llanura quienes no comprendieron como de un árbol  podían caer  mangos y  perros. Era demasiado para el can llamado Perro quien  prefirió no seguir en sus afanes y retirarse a la casa de su amo donde por lo menos obtener su comida no era un trabajo tan peligroso.
Esa tarde los  animalitos del bosque: los loros, pericos y  wichichis ya habían corrido la voz, tenían un defensor que los protegería de ahora en adelante, tenían a Tanquecito, el armadillo cristeño.
POEMAS  DE  SOL Y DE AGUA COMPARTE CUENTO INFANTIL COSTUMBRISTA, EN LA PLUMA DEL ESCRITOR DR. OMAR DE ICAZA, ESCRITOR PANAMEÑO.