POR: AURA MÉNDEZ DE CANOVA
POETA AGUADULCEÑA.
CUENTO INSPIRADO EN EL BARRIO DEL TERRUÑO POCRÍ.
CUENTO
“Barcos de Papel en el Barrio”
“El cuento y la poesía se mecen en el mismo árbol de la vida”.
Pintura de Cristóbal Canova
“Barcos de Papel en el Barrio”
Cuento
Autora: Aura Teresa Méndez de Canova.
Era crudo invierno, y los niños del barrio cantaban junto a las esquinas de los techos ¡que llueva… que llueva …! ¡ La Virgen de la Cueva …! y así la lluvia era toda una aventura sana y divertida y seguía cantando entre los viejos techos. El sol bostezaba por el aire frío, y las calles abarrotadas de aguas como grifos, invitaban a los niños a jugar con barquitos de papel.
Todos los niños disfrutábamos el hacer aquellos barquitos de colores con papel periódico, papel manila, papel oro de tienda, y revistas viejas que obsequiaban los abuelos.
El invierno para los niños del Barrio de Papel, era toda una aventura, ilusión y algo de misterio. Solamente la niña Laurita y el niño Augusto podían develar el destino final de los barquitos de papel, siempre se inclinaron por los misterios de su entorno. El abuelo de ambos, fue un inmigrante marinero del sur del Ecuador, después se dedicó a la guitarra y a pintar. Era muy conocido como el “Viejo Bohemio” del barrio por sus relatos de innumerables viajes por el mundo; se ganó la amistad de la gente, era un hábil conversador, siempre pensó que a las personas les fascina estimular la imaginación.
Laurita y Augusto tenían pistas a ciencia cierta si las naves de papel se ahogaban o se perdían por las corrientes que se tragaban las calles de cemento, pero lo cierto es que nadie veía donde atracaban miles de barquitos, porque lo más natural era que bajaran a la quebrada y nunca llegaban ¿ o acaso las naves de papel encerraban algún otro misterio?
Los dos niños llevaban un registro minucioso del curso de los barcos en un cuaderno de dibujo que el maestro de artística no utilizó porque casi se ahoga en el Barrio de Papel por falta de orientación. Él no sabía nadar como los niños del barrio y prefirió irse a un sitio con calles transitadas por autos y semáforos.
El niño Augusto era un fino inventor debido a su habilidad de reparar y desarmar radios viejos de la familia. Por otro lado, Laurita observaba secretamente los inventos científicos de su primo Augusto, que al final resultó un médico que repara corazones. Laurita resultó escritora cuando sus hijos crecieron, tal vez, llevar un registro diario de las naves de papel cuando niña, le afianzó la pluma cuando adulta.
A todos les llamaba la atención ver el paisaje de niños jugando a barquitos coloridos en las calles atestadas de aguas, parecía una acuarela digna de un artista plástico.
Los niños corrían detrás de las naves como las aves libres en el viento, para ellos lo más importante era compartir, disfrutar, jugar , construir barcos con banderitas y muchas cosas más, que ver quienes, obtenían el triunfo final.
Era increíble cuando llegaba noviembre, terminábamos de jugar y la lluvia empezaba a disminuir, entonces comenzaba a salir el sol con pequeñas gotas tibias como si fueran avisando que la lluvia va a descansar pero que volvería nuevamente.
Pasaron inviernos, los niños del Barrio de Papel crecieron, siempre quedó el suspenso, ¿qué pasaba con sus barquitos que en la curva de la Quebrada “Caballito” se perdían. Una noche de julio celebraban en el barrio el paseo de la Virgencita por las fiestas patronales, todas las familias compartían los cantos a la Virgen. Era el momento propicio, los primos Laurita y Augusto, ya adultos, revelaron el secreto, un deber que estaba pendiente.
POEMAS DE SOL Y DE AGUA SE UNE A LA CONSERVACIÓN DE LA NATURALEZA, LA TIERRA DEBE SEGUIR LATIENDO, SEMBRAR UNA SEMILLA ES EL MAÑANA.
Ellos mostraron su cuaderno de dibujo el cual estaba impecable entero y cubierto con una bolsa de tela manta sucia. Allí los registros y dibujos mostraban que los barquitos de papel se desviaban hacia el patio de una señora solitaria y extraña de nombre “Alfonsina”, utilizaba tres troncos para impedir el viaje de las naves hacia la quebrada, así se adueñaba de los barquitos, luego retiraba los troncos y los escondía. Augusto dibujó las marcas de los troncos y comprobó que eran maderos de teca, la señora Alfonsina era la única del barrio con este tipo de árboles exóticos en su patio.
Ella utilizaba los barquitos para envolver cocaditas que solamente brindaba a sus familiares cuando venían de lejos para la Semana Santa. Han pasado casi 20 años y ahora las calles del Barrio de Papel, poco tienen agua, llueve limitado en el pueblo y las calles ya tienen alcantarillas. Pero volviendo a los barquitos, algunas personas del barrio comentan en voz baja que en la casa de la señora extraña “Alfonsina,” por las noches los vecinos han visto montones de ratoncitos que corren en barquitos viejos de papeles, de ser así, se puede pensar que los roedores de la casa extraña usan los juguetes de los niños que crecieron, tal vez prolongando que jugar no es cosa de ayer.
Ahora sólo quedan los cuadros que el viejo marinero pintó en tablillas amarillentas que extraía de las cajas de manzanas, sobre estas tablillas pintó muchas veces “ Barcos de Papel en el Barrio,” El trabajo artístico costaba dos balboas, además una tertulia gratis sobre la vida aventurera de un marinero bohemio y para remate sonaba la guitarra con una balada marinera.
Acotaciones de la Autora
"Aura Méndez de Canova"
La creación del cuento “Barcos de Papel en el Barrio” tiene por espíritu enfocar en el lector que el “juego” es un recurso válido para transformar la tinta en prosa. Aunar la palabra, la memoria y emoción nos lleva a las ranuras de la imaginación y el arte. Los relatos ayudan a los niños a olvidar la opresión del mundo inestable. Además estimulan los cinco sentidos, la ficción y el pensamiento creativo. El cuento enriquece el lenguaje ya sea con la palabra oída o escrita.
En el cuento que nos ocupa “Barcos de Papel en el Barrio” la visión es mostrar a los lectores niños y jóvenes un ambiente sano , aventurero, con alegrías, esperanzas y paisajes de los barrios con su propia esencia o identidad. La voz de mi pluma prosaica busca estimular lo afectivo y despertar estrategias creativas literarias a través de la “rutina del diario vivir” sumado a las fantasías propias del mundo imaginario de los niños .
El cuento es la vida misma o la vida es como un cuento y soñar es la otra cara. En este cuento he tratado de conjugar escenarios como las inundaciones, las calles y el juego, emociones que son fuentes de inspiración del mundo circundante del cual somos parte.
Somos muchas veces inconformes y en nuestros mundos algunas veces somos: árbol, estrella, gaviota, lluvia o pedazos de sol, pero se vive de recuerdos y fantasías en nuestra búsqueda personal . El cuento nunca pasa de moda por el contrario, los niños son receptivos y entusiastas a los relatos . En el cuento presentado detectamos niños artesanos de jueguetes con papeles, un abuelo que toca guitarra y pinta cuadros, niños que llevan registros de barquitos. “Arte y juegos” fortalecen la creatividad del niño en todas sus aristas. Vemos en el cuento presentado que jugar y compartir es una forma sana de crecer.
Más acotaciones del Cuento Barcos de Papel... de Aura de Canova.
Panamaamerica
Laopinionpanama
POEMAS DE SOL Y DE AGUA CELEBRA EL CUENTO , SEMILLA PARA SEMBRAR EL MAÑANA LA PALABRA ESCRITA Y ORAL.