LETRAS Y CULTURA.

DR. OMAR DE ICAZA  A.
ESCRITOR PANAMEÑO. LITERATURA PANAMEÑA – ANÉCDOTAS

CONTINUACIÓN DE:   “UN MÉDICO EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA”  POR  LA PLUMA DEL: 

DOCTOR OMAR DE ICAZA A. MÉDICO CARDIÓLOGO - INTERNISTA Y ESCRITOR.


“EL rostro del planeta sonríe en nuestra manos, sembremos el mañana con aire puro. “
  
CONTINUA  (VI PARTE)   POR:   EL ESCRITOR  OMAR DE  ICAZA.


“UN MÉDICO  EN LOS TIEMPOS  DEL  CÓLERA” POR: DR. OMAR DE ICAZA.
 
   Al día siguiente me levante con la primera luz; no escuché la tos y pensé lo peor. Corrí ansioso al tambo pero no encontré a nadie, me dirigí entonces  al tambo de Raúl quien me explicó que  poco antes los padres se habían llevado al bebé a Yaviza, gracias a la gestión de familiares y la iglesia;  después supe que todo había salido bien.
    
   Aliviado de ese trance, a los 3 días  acudió a mí la enfermera un tanto angustiada por el estado de salud del señor Chaman quien se veía, según ella deshidratado, aun así él y sus familiares se negaban a que yo lo viese por lo que solo pude, con cierta aprehensión, darle un par de venoclisis para intentar hidratarlo y esperar que cambiase de opinión; nunca lo hizo, dos noches después, mientras los niños y yo  hacíamos figuras en la pared con las manos, la noche se iluminó, un cortejo fúnebre alumbrado con guarichas y antorchas llevaban el cuerpo del Chaman hacia el Joròn que quedaba frente al puesto de salud para velarlo. El hombre  prefirió la opresión de la muerte a renunciar a sus creencias, murió siendo mártir de su fe, murió combatiendo.  Mientras veía a la multitud de personas que lo acompañaban, sentado en el taburete del centro de salud, reflexionaba; realmente éramos de cierta manera colegas, ambos buscamos el bienestar de nuestros pacientes aunque por caminos diferentes, ambos cumplíamos con la premisa: “primun non nocere”, él en Embera, yo en latín.  Para quienes lo acompañaban era un homenaje y honor hacerlo. El chaman   seguirá viviendo en la memoria colectiva del pueblo mucho después de que yo parta; la muerte, su enemiga, no tenía por qué estar feliz por haberse llevado a este varón, no debía alegrarse del dolor de sus hijos y pacientes, porque la muerte, al llevárselo no había ganado nada.
   
   A los pocos días se nos fue la discípula de Florence Nightingale, un bote del ministerio de salud que venía del puesto de salud de Marraganti, comunidad rio arriba, traía órdenes de recogerla. Ya había cumplido la joven  con su cuota de sacrificio por un salario de hambre y tardío, no hay reemplazo, con su partida perdimos todos, fue la última vez que la vi.

   Una semana después de la muerte del Chaman, advertí algunos signos de alarma, algunos niños llegaban con diarrea, otros adultos, con vómitos. Raúl me pidió que fuéramos al tambo de una anciana que vivía sola y que cursaba con mucha diarrea  no hervía ni cloraba el  agua, luego de 15 minutos de camino llegamos; la señora desdentada y despelucada no hablaba español, no obstante, luego de darle las instrucciones, dejarle metoclopramida para las nauseas y sales de rehidratación oral preparadas en agua hervida, prometimos volver en los días siguientes , tal y como hicimos, hasta que la diarrea ceso, sin embargo, algo “olía mal en Dinamarca”.
   
   Noche iluminada de estrellas, brisa boqueteña en la serranía de Darién, inicia Noviembre, estoy fuera del puesto de salud son las 8 de la noche y los niños come boli y yo observamos deslumbrados las estrellas fugaces que rasgan el cielo, nunca las había visto en tal magnitud, tan frecuentes y tan grandes, su brillo es tan intenso como el amor por mi familia y todas caen a tierra al igual que mi esperanza  de estar pronto con ellos.
   
  Hora de dormir, cierro las puertas, Vianor duerme en el consultorio y yo descanso en el depósito; pero algo está pasando afuera,  escucho el ruido de un  bote a motor que baja por el rio,  a esa hora es muy raro, poco después un sonido extraño como de gas quemándose a presión y una intensa luz ilumina los alrededores,  veo por la ventana, traen a alguien en hamaca a pasos rápidos, se alumbran con una lámpara a gas,  tocan la puerta, se escuchan lamentos y jadeos de hombres cansados, abro la puerta;  es Raúl “doctor tenemos  un paciente muy  grave ”…..


SEPTIMA PARTE

PRIMUN NON NOCERE

“La muerte no se detiene ni por amor ni por dinero, la muerte es el mensajero que a última hora viene”
Rubén Blades.

    Juan sentía un frio inmenso, calambres en el cuerpo, el aliento de la muerte le soplaba al oído  y la sed le quemaba las entrañas, sus últimos recuerdos eran solo innumerables vómitos seguidos de diarrea “como agua de arroz”, luego mareos, visión borrosa y  el vacio de la nada. Unos amigos lo recogieron en su tambo cuando los gritos desesperados de su mujer alteraron la paz de la aldea; ahora, tendido en un catre, un joven latino, con ojos de asombro se  le acercaba con puntas de flecha…
   
   Le canalice al paciente los dos venas más grandes que encontré en sus antebrazos con medicut  numero 18 mientras Raúl buscaba las venoclisis de Lactato de Ringer en las cajas del depósito y colgaba las mismas de la torre inclinada; el joven, de no más de 20 años estaba hipotérmico y somnoliento, no le palpe el pulso ni tuve tiempo de tomarle la presión. Bajaban una, dos, tres venoclisis y nada, no fue hasta la cuarta que comenzó a quejarse y luego de la quinta abrió los ojos solo para sentarse abruptamente y evacuar en el tanque de rabito amarillo que servía de improvisada vacenilla aproximadamente tres litros de diarrea, y vomitar copiosamente, luego se derrumba en el catre;  3 horas y 6 venoclisis después duerme, tiene pulso y la presión es de 90/60. Le administro bicarbonato y cloruro de potasio en un litro, en las próximas 4 horas. A las 4 de la mañana Raúl se va a descansar y yo duermo en el piso sobre la manta que usaba de sabana. 


POEMAS DE SOL Y DE AGUA, CELEBRA LA NATURALEZA, CON ANÉCDOTAS COSTUMBRISTAS
DEL DARIÉN  EN LA PLUMA DEL DR. OMAR DE ICAZA  ESCRITOR PANAMEÑO, DE ORIGEN CHORRERANO  Y ADOPTIVO AGUADULCEÑO.  UN SALUDO  A SU PROSA, YA QUE ES UN APORTE QUE ENRIQUECE  LA IDENTIDAD PANAMEÑA.


   Temprano en la mañana y luego de la tregua de la madrugada, sigue el desfile de electrolitos en fuga en forma de vómitos e interminables diarreas contra la cual Raúl y yo lidiábamos con venoclisis,  sales de hidratación oral, bicarbonato y potasio. Ya al mediodía las evacuaciones disminuyen y el paciente tolera plenamente la vía oral. La batalla nos ha costado, sueño y dos cajas de venoclisis.
   
  Esa tarde las autoridades del lugar, hablan con Raúl y conmigo, nunca han visto algo parecido, el paciente venia de Marraganti cuyos habitantes según ellos, no cumplían con las recomendaciones del ministerio de salud, no hervían el agua, no tenían letrina. En una demostración de solidaridad y bajo la guía de Raúl, esa misma tarde comienza a construirse, con el esfuerzo de todos los hombres del pueblo, frente a la escuela lo que fue la primera sala de hospitalización, hecha de paredes de caña agria, piso de tierra y techo de pencas con dos camas de bambú y atriles de este mismo material. Al día siguiente, mi paciente Juan, ya más recuperado, inaugura la sala como su primer ingreso.


DISFRUTEMOS  EL PLANETA  Y  SU BELLEZA…
PRESENTAMOS UNAS  GOTAS DE SOL Y AGUA  EN
LA TINTA DEL DR. Y ESCRITOR OMAR DE ICAZA.




  
  En los próximos días hubo un desfile de pacientes con diarrea y vómitos, aunque de carácter leve que fueron consumiendo poco a poco mis provisiones de sales de hidratación, analgésicos y antibióticos.
  
   Mi humor había cambiado y mi  barba comenzaba a parecerse a la del Che Guevara, días antes había enviado una carta al Hospital de Yaviza informándoles de mi situación y escases de insumos también había utilizado la radio de la iglesia, para comunicarme con el Dr Nieto, en Yaviza, quien en pocas palabras, me había prometido ayuda.
     
  Juan había consumido 3 cajas de venoclisis y de llegar otro paciente en iguales condiciones no podría sostenerlo con vida; efectivamente me llego a los 5 días un niño de 12 años al cual tuve que hospitalizar junto con Juan el cual se recuperó completamente y regresó a su hogar.
     
  Me sentía perturbado, las consultas, el cuidado de los pacientes, el poco sueño, los morongoes y los escases de alimentos me comenzaban a consumir. No obstante aun faltaba lo peor: conocer a la muerte en persona y probar la hiel del fracaso.


 
CELEBREMOS LA NATURALEZA PARA  UN MEJOR MAÑANA.  ÉXITOS… AL DR. OMAR DE ICAZA,  YA QUE NOS LLEVA DE LA MANO  A CONOCER LA NOBLEZA DEL HOMBRE  DEL DARIÉN Y LA BELLEZA DEL PAISAJE ISTMEÑO.    





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